viernes, 26 de octubre de 2018





Con el alma desnuda te miro a los ojos.

Inmóvil.

Mientras fuera, las gotas de lluvia acarician los cristales,
creando una melodía ensordecedora que envuelve
el silencio que nos rodea.

De repente, tu mano roza la mía.

Los latidos se descontrolado. Y un fuego comienza
a subir encendiendo mis mejillas.

Te beso

Un torbellino de sensaciones me liberan
de las cadenas del miedo.

Y como si de una partitura se tratara, tus labios
me recorren, ahora tú marcas el ritmo.

Mi cuerpo flota.

Mis dedos deseosos de placer,
dibujan tu espalda.

Te muerdo. 

Ahora tomo el control. Mi lengua juguetona
consigue que supliques que pare, sin embargo,
tu cuerpo grita que continue.

Somos uno.

El placer se multiplica a cada segundo que pasa,
llenando de nuevos sonidos el espacio
en el que estamos sumergidos.

Tu boca, mi boca. Tus manos, mi cuerpo.

Silencio.

Tú, yo.